martes, 9 de agosto de 2011

El bolero de Cantinflas


“Yo amo, tú amas, el ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad”. Cantinflas.

    Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes, mejor conocido como Cantinflas, nació un 12 de agosto de 1911; en Santa María la Redonda en la Ciudad de México.
     Desde chico tuvo una personalidad bastante relajada y vivaz ya que se crió en el barrio bravo de Tepito, desempeñando diversos oficios, desde boxeador, recoge pelotas de tennis, torero, asistente de la Oficina de Correos, bailarín; mismos oficios que en un futuro le ayudaron a desempeñar sus múltiples facetas en sus películas.
     Cuenta el cronista de la ciudad, Carlos Monsiváis; que el personaje de Cantinflas nació en la carpa Ofelia mientras intentaba recordar un monólogo que por la presión del público y los nervios había olvidado, y no le quedó otro remedio más que improvisar una serie de incoherencias y palabras sin sentido que el público aceptó con risas y carcajadas. Monsiváis comenta que en ese momento el destino puso en sus manos la característica distintiva, el estilo que es la manipulación del caos.  Días después en la carpa un asistente del público le gritó: “Cuánto inflas” y en la “Cantina-inflas” de ahí surgió la palabra Cantinflas.
     De las carpas Cantinflas saltó al cine en 1936 con el film “No te engañes corazón”, mismo que no recibió tanta atención, fue hasta 1940 cuando lleva a cabo “Ahí está el detalle” con el que recibe un gran éxito gracias a su peculiar simpatía, es aquí donde nace el hombre del detalle, donde se da conocer el hombre de los pantalones caídos, el bigotito mal pintado, el hilacho de gabardina y el sombrerito mal puesto.
     Las décadas de los 40 y los 50 fueron las más importantes en su carrera, realizando casi una película por año, ésta fue su etapa más creativa. “Ni sangre ni arena” en 1941 refleja su eterna pasión el mundo taurino, en “El Circo” (1942) se deja ver la influencia que tiene del cómico, internacionalmente conocido Charles Chaplin. Experimenta interpretar de una manera única y auténtica con una trama inteligente y divertida los diferentes oficios de: bolero en el “Bolero de Raquel” (1956) aunque ya a color, donde baila de manera excepcional  en aquella escena entrañable con Manola Saavedra, el bolero de Maurice Ravel;  en “El gran hotel” (1944) se queja de que tiene que trabajar como botones, por cierto una de sus películas más divertidas. La dinastía Soler trabajó con él en filmes como: “Un día con el diablo” (1945) en la que Andrés Soler encarna a un irónico diablo que acompaña a Cantinflas en un viaje por el infierno en tiempos de guerra.
    Siempre rodeado de mujeres bellas como en “A volar joven” (1947) con Miroslava; también hizo adaptaciones al cine de la literatura universal en “Romeo y Julieta” de Shakespeare (1943) y “Los Tres Mosqueteros” (1943) de Alejandro Dumas.
    Perteneció y colaboró en gran medida a la época de oro del cine nacional, y su debut en Hollywood fue con la película “La vuelta al mundo en 80 días” en 1956, al lado del actor David Niven, con la que ganó una nominación al globo de oro. En Estados Unidos se codea con los grandes: Liz Taylor, Anthony Quinn, Kim Novak, etc. Pero su mayor obstáculo, como el mismo lo menciona, seguirá siendo el idioma; sus juegos de palabras, su forma de hablar, sus expresiones rebuscadas, siempre serán tarea difícil de traducir a lenguas extranjeras.
     El cambio del blanco y negro al color parece no haberle beneficiado en mucho, ya que sus personajes se vuelven cada vez más didácticos, más moralinos y menos propositivos y divertidos como antes. En 1977 filma “El patrullero 777” en la que se muestra un Cantinflas acartonado que da consejos en lugar de risas, ya nada queda del policía desfachatado que hizo en 1941 en “El gendarme desconocido”.  Su última película “El Barrendero” (1981) es una cátedra de consejos, ya no es el Cantinflas que provoca la carcajada con su lenguaje y ocurrencias, ya es un Cantinflas que enseña y alecciona y es donde pierde su esencia y frescura.  Su amistad con los poderos políticos de la época, incluso con el presidente Díaz Ordaz,  su arrolladora fama y popularidad; pudieron ser los factores que influyeron para que su calidad como cómico fuera disminuyendo considerablemente.
     Enfermó de cáncer de pulmón y el 20 de abril de 1993 falleció a la edad de 81 años; miles de personas se dieron cita en su funeral, barrenderos, policías, bomberos, lo velaron en el Palacio de Bellas Artes y sus restos permanecen en el Panteón Español.
     A pesar de su ocaso y de la mala calidad en sus últimas películas, Cantinflas junto con Tin-Tan siguen siendo los cómicos más importantes de la historia del cine mexicano.
     Dejó un legado de 50 películas, la Real Academia de la Lengua Española incluyó ocho términos relacionados con Cantinflas, tales como, cantinflear, cantinfleo, cantinflesco, etc.
     Fue pintado por artistas de la talla de Diego Rivera y Rufino Tamayo, muchos chicos crecieron viendo “El Cantinflas Show”, serie animada creada con el propósito de dar a conocer temas de física, historia, deportes, artes, a los niños. Se conserva una estrella con su nombre en el Paseo de la Fama en Hollywood.
     Este mes de agosto se cumplen 100 años de su natalicio, el gobierno del Distrito Federal ha organizado diferentes homenajes y eventos en su honor; como la exposición fotográfica en las rejas de Chapultepec que incluye imágenes de sus películas, carteles, tanto a color como en blanco y negro. Recomiendo ampliamente su visita para conocer más de cerca a este cómico que tanto aportó  al cine nacional y que se ha convertido en ícono de la cultura popular mexicana. ¡Ahí está el detalle chatos!.

“El mundo debería de reírse más, pero después de haber comido”. Cantinflas.
         Por: Alejandra Fuentes.
En Tw como @alefusa86


                         

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