Quinto aniversario de la librería Rosario Castellanos

     En un principio era un cine, Cine Lido, después conocido como Bella Época, que llegó a su fin por el arribo de las nuevas y modernas cadenas de cines. Ahora es un recinto dedicado a la lectura, música, cine, exposiciones temporales etc., que adquirió el Fondo de Cultura Económica, la empresa editorial más grande del mundo de habla hispana.

  Fue el  arquitecto Teodoro González, reconocido por sus grandes obras, tales como: El Auditorio Nacional, El Colegio de México, El Museo Rufino Tamayo, El Museo Universitario de Arte Contemporáneo, entre otros; el encargado de reconstruir el edificio, respetando los elementos más característicos del antiguo cine.

“La luz es el instrumento básico para  trabajar en la arquitectura. Revela los espacios, los hace bellos o feos, los modela, los hace profundos u oscuros cuando se necesita y no es fácil aprender a manejarla” (Teodoro González de León).

   Luego de permanecer cerrado desde el 1999, en el año 2006 abrió sus puertas por primera vez para convertirse en la librería más grande de México, y una de las tres más grandes en Latinoamérica. Y es en este 2011 que cumple su primer lustro de vida con un festejo lleno de libros escritores y lectores.

    Y  la tarde, del pasado dos de mayo,  dio inicio la fiesta de aniversario, presentando la muestra fotográfica que lleva por título “Centro Cultural Bella Época, quinto aniversario”, misma que reúne fotografías de algunos de los escritores que se han dado cita en el recinto; como: Carlos Fuentes, Carlos Monsisváis, José Emilio Pacheco, Margo Glanzt, y de su inauguración que corrió a cargo del entonces presidente de la república Vicente Fox.

     Después de partir el pastel y cantar las famosas mañanitas, Oscar de la Borbolla, Margo Glanzt, Pérez Gay, Álvaro Enrigue, por mencionar algunos; estuvieron conviviendo con los lectores y firmando libros. Que sean los primeros cinco años de este espacio dedicado a la cultura.

“La importancia del proyecto es servir a una comunidad con vocación fundamentalmente cultural e intelectual y que demanda espacios de este tipo” (Consuelo Sáizar)